2 de abril día mundial del AUTISMO
2 de abril día
mundial del autismo.
Cuando me
anunciaron tu llegada, fue una noticia inesperada. No, en realidad no te
esperábamos, pero saber que vendrías nos llenó de alegría, y como no, la noticia
alegró a todos en casa.
Después de
nueve meses llegaste al mundo, el 12 de febrero, un día soleado y bonito.
Cuando vi tu carita ya sabía cuan especial serías, tus oscuros ojos me mostraban
la belleza de la vida. Recuerdo tu primera sonrisa, me la regalaste a los
pocas horas de nacer, cuando aún estabas despierto, sin dejar de mirarme. La
ternura de ese primer encuentro a solas contigo, la guardo en mi corazón, junto
a la de tus hermanas que nacieron años antes que tú.
Guardo en
secreto esos dulces recuerdos, esos que atesora una madre que acaba de dar a
luz, tesoros que engrandecen el alma y que lo llenan todo de ese amor infinito
que los padres sentimos por los hijos, ese vínculo entre madre e hijo jamás se
rompe y solo se dilata con el paso de los años. Pero cuando te miro, te veo
pequeño, entre mis brazos, inolvidables recuerdos.
Tú seguías
creciendo sano, fuerte e inteligente, pero en tu mirada se escondía algo que no
lograba descifrar, había algo en ti que te hacia especial y único, me di cuenta
de que no te expresabas con palabras, lo hacías a través de objetos, revelando
tu independencia de la palabra, haciendo tuya la libertad de los actos. No me
hablabas, eso hizo crecer en mi la preocupación y necesidad de saber qué era lo
que ocultabas. La tristeza en tu mirada me rompía el alma en pedazos, no
entendía que me reclamabas, y con el corazón escocido, recibí la noticia que las
pruebas neurológicas resumían en una sola palabra, mi hijo es autista. Durante
mucho tiempo me sentí culpable, me sentía mal y no podía dejar de pensar… ¿Por qué a ti?
¿Por qué a mi hijo?
La
desinformación absoluta, el no saber cómo y qué hacer ante tus crisis, cómo
afrontar el dolor que me consumía, generó una pérdida de tiempo irremplazable,
rompiendo la estabilidad emocional de la familia.
Después de la
tormenta llega la calma, aunque ésta, tan solo esté camuflada entre algunas
nubes en el horizonte, aguardando el momento de volver a soltar rayos y
truenos. Todos tuvimos que afrontar el trastorno del espectro autista, todos
comenzamos a crecer con tu evolución, ayudándote hasta donde nos dejas.
A menudo se
encuentras nuestras miradas, veo en tu ojos al bebe que me sonreía, y se me
olvidan los malos momentos que pasamos con tus crisis, se me olvida el dolor
que genera tu violencia y se convierte en amor que me hincha el corazón. Todas
las heridas se curan cuando me abrazas y me dices, ¡te quiero mamá! El cielo se
despeja cuando me regalas esos dibujos tan raros que a veces me haces, me llena
de orgullo escucharte leer, cantar, verte escribir, sumar, restar… verte crecer y
evolucionar cada día un poco más, me llena de orgullo sí, pues sé cuánto te
cuesta hacer todas esas cosas, mientras tienes que batallar en tu cerebro para
entender, comprender y aprender.
Te veo crecer,
mi niño autista, ya eres más alto que yo, te miro y veo a mi lado un joven que
se convierte en hombre con una inteligencia especial. Vas siempre a mi lado,
pero soy yo la dependiente de ti, pues no me quiero perder ni una sola de tus
proezas.
Por eso
disfruto cuando me dejas entrar en tu mundo, un mundo de nubes cuadradas, de
caminos alfombrados de papeles de colores chillones, de edificios altos y
ovalados, caminos amarillos, de niños de pelo azul y labios morados, con
sonrisas de oreja a oreja o de enfado que echan chispas. Tu mundo está lleno de
por qué y para qué, soles y lunas, lleno de estrellas y luces de conciertos. En
tu mundo la inquietud y la paz bailan juntas, la verdad y lo justo van de la
mano mientras pasean en busca de la amistad, sentimiento valioso para ti. En tu
mundo he aprendido que lo bueno y lo malo es solo el resultado de hacer
acciones buenas o malas. En tu mundo no hay notas a final de curso, ni exámenes
suspensos, solo hay repaso y un largo caminar para no caer en el mismo error,
eres un ingeniero mental de inteligencia sana e independiente. Tu mundo no
tiene igual.
Cuando estoy
sola, como ahora, cierro los ojos y veo al bebé que solemne me miraba y me
regalaba su dulce sonrisa.
Con todo mi
amor, para ti mi querido hijo, mi niño autista.
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