A TI, MI MADRE
A
TI, MI MADRE
Desde
que tu mente comenzó a no recordar por culpa de la demencia vascular, comencé a
concienciarme de que tarde o temprano te escribiría esta carta sin saber cuándo
iba ser el momento.
Siempre
me ha costado, y no sé por qué, decir lo que siento a las personas que me
rodean, quizá sea un gran problema que debo solucionar, pero si lo pienso bien,
eso de ser arpía es necesario para muchas cosas, sobre todo para tomar
decisiones por los demás que, por supuesto estaban informados de todo,
aceptando con ello las responsabilidades que conllevan y el dolor que generan
en mi alma.
He
tenido que decidir varias cosas en tu nombre, siempre por tu bien, siempre
pensando que era lo que más te convenía, ya sabes por tus olvidos patológicos,
cosas del Alzheimer…
Ahora
sé lo que me duele no haberte dicho cuanto te quiero, cuanto me haces falta en
su momento.
Ahora
sé que debo decir “te quiero” a mis familiares, a mi padre, a mi esposo e hijos,
a mis hermanos y amigos…
Se
infartó tu corazón mamá, por culpa de la diabetes descontrolada por la demencia
tan avanzada, y a mí, se me infartó la vida y sé, que me va a costar mucho sanarla,
si es que se puede.
Fuiste
madre ejemplar, con tu carácter, siempre intentando dar soluciones a los
problemas, solucionando la mayoría. Has sido madre dada a su marido e
hijos, abuela de sus nietos queridos, trabajadora incansable, modista, siempre
haciendo algo entre tus manos, raro era verte con ellas vacías.
Quiero
darte las gracias por darme vida, por enseñarme a ser mejor persona día tras
día, por escucharme e intentar comprenderme, por tu alegría con cada libro que
escribía, por sentirte orgullosa de tu hija. He intentado que siempre te
sintieras así, aunque sé, que también te decepcioné.
Mamá,
ahora que no estás presente quiero gritar que vuelvas, que regreses de ese
lugar donde querías estar, es egoísmo, lo sé, pero quiero dejar de ser fuerte,
quiero llorar hasta no poder más, y no puedo porque tú ya no estás.
Dieciocho días en un hospital sirvieron para ayudarte a volar al lado de tu madre,
de tu hermano. Sé que donde estés te sentirás bien, recordándonos a todos,
vigilante como siempre, cuidándonos desde lejos, pero daría la mitad de mi vida
porque lo hicieras a nuestro lado, es egoísmo, sí.
El
veinte de enero, a las seis y media de la tarde, mientras tenía tu mano en mis
manos, se paró tu respiración y la dama negra vino en tu busca, esa sombra
maldita que por desgracia veía a tu lado desde hacía varios días, te llevo de
su mano, dejando frías y vacías las mías, las de mi hermana. Los médicos y sus
máquinas no pudieron hacer nada y te fuiste, cómo ya esperábamos, aunque nos
negábamos a dejarte partir, sabíamos que era lo que querías y como te decía tu
nieta entre lágrimas de dolor, “lo has conseguido pilla, te has ido como decías”.
Te
quiero hasta el infinito y más allá, lo sabes, jamás te olvidaré, te prometo
aplacar este dolor, no sé cuándo, pero lo intentaré.
Hasta
luego mamá, no quiero decirte adiós.
DEDICADO
A MI MADRE, QUE SE HIZO LUZ EL 20 DE ENERO DEL 2020,
HAY
UNA ESTRELLA MÁS, LA MÁS BELLA Y BRILLANTE DEL UNIVERSO.
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