16 de abril del 1746, CULLODEN
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Culloden- Battlefield |
16 de abril del 1746, CULLODEN.
Las Highlands,
mi tierra, la que me vio nacer. Mi tierra la que me hizo hombre, la que me dio
cobijo, ahora necesitaba de mi ayuda, mi protección. No había amanecido cuando
dejé el lecho marital; mi esposa había dejado preparadas mis ropas. La miré
dormir, lo hacía plácidamente, tenía los cabellos algo revueltos, su pelo negro
contrastaba con su piel de alabastro y, su cuerpo se dibujaba perfilado bajo
las sábanas del lecho. Suspiró complacida, cómo si en su sueño recordara la
pasión compartida apenas unas horas atrás. No lo sospechaba, al menos eso creía
yo, era mi despedida, la mejor manera de hacerle sentir cuánto la quería. La
tenue luz del alba, se colaba por la ventana y un tímido rayo de luz, se posó
con delicadeza en su rostro. No había alcanzado a ponerme la camisa, cuándo unas
manos suaves se posaban en mí espalda y ajustaban la tela sobre mis hombros. Me
ayudó a ponerme el kilt y a sujetarlo con el cinturón. Fue cuándo me colocaba
el tartán y se puso frente a mí, entonces vi su rostro. Lágrimas de cristal
recorrían sus mejillas, lo sabía.
Sabía que iba
a luchar, que no dudaría en dar mí vida por salvar de los invasores a mi
Escocia, era injusto, lo sabía. Pero yo era un Highlander, un montañés, jefe de
mi clan y debía proteger lo que era nuestro. Esa mañana no era la única
despedida, los hogares de mi aldea estaba llenos de ellas. Había terminado de
vestirme y tomado mi Claymore, la envainaba en mi cinturón. Su peso me hacía
sentir su seguridad, mí espada, la que me había librado de tantas otras
muertes, ahora debía volver a ser mi cruz, mi defensa. Mi esposa se acercó
hasta mi y me dio un pequeño ato, con pan, algo de carne fría y whisky. Lo
colgué de mi hombro, mirando sus ojos vi la promesa que me exigía “¡Vuelve!”
— Lo haré mi esposa, mi amada Jenny –besé sus labios con ternura, quizá
fuese la última vez que lo haría.
Dejé el
bienestar de sus brazos y salí de mí hogar.
Tras un largo
camino, los MacKennet, mí clan, nos unimos con los demás en la batalla. Todos
los clanes de Escocia por una lucha común, nuestra tierra.
El sonido de
las gaitas, acompañaba el lacerado sonido de nuestras espadas, al cortar las
vidas de aquellos soldados. Fue emocionante ver a clanes que llevaban tantos
años siendo enemigos como ahora luchaban, espalda con espalda.
En el campo de
batalla, fuimos traicionados. Los casacas rojas lo invadían todo. Culloden se empapó
de sangre, de nuestras vidas. Esa tierra ensangrentada, se llenó de fantasmas,
de gritos de batalla y del llorar de las gaitas, nada fue en vano, no
aplastaron el honor de los Highlander.
Ahora en cada
roca reposa un Clan, en cada una de ellas cientos de vidas sacrificadas, serán
recordadas por nuestra amada, ESCOCIA.
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Memoria stoner to clan |
Muy bonito
ResponderEliminarMuchas gracias por leer mis letras, un beso.
Eliminarque palabras mas lindas, cuanto sentimiento en sus frases. Cuanta gallardía quedo yerma en aquella batalla, solo podemos contentarnos al pensar que mientras uno de nosotros les llore, su causa estará viva por siempre en el recuerdo.
ResponderEliminarMuchas gracias por leer mis letras, me alegra que te guste. Como tú dices, mientras estén vivos en nuestros corazones eso hijos de Escocia nunca serán olvidados, un beso.
EliminarQue hermosas palabras. Me emociona mucho
ResponderEliminarMuchas gracias María, un placer saber que te gusta, un beso.
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