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Mostrando entradas de enero, 2011

ALGO SUCEDIÓ EN LA BIBLIOTECA

Ocurrió uno de esos días, en los que la biblioteca está algo vacía. Un día en el que la gente, decide quedarse en casa. Entré como tantos días, saludé a la bibliotecaria y puse mí nombre en el registro de entrada. Me acerqué la sala, donde están los libros que nadie lee, libros de autores pasados, libros que lloran la ausencia de unas manos que los hojeé, extrañando no ser leídos por mentes ávidas de conocimiento. Aunque parezca raro, esa tarde me senté cerca de ese pasillo. Tenía en mis manos un libro de los que yo llamo “olvidados”. Ensimismada con Edgar Allan Poe y la leyenda del Gato Negro. Sentí un leve rumor que me hizo girar la cabeza. Miré hacia el pasillo, pero allí no había nadie. No le di más importancia y continué con la lectura. He de confesar que Poe me gusta mucho y se me pasan las horas leyendo sus relatos. Así, pasaba la tarde, minuto tras minuto, página tras página. De cuando en cuando, levantaba la vista y veía a la gente que iba yéndose de la biblioteca; ésta cerra

TRAS EL CRISTAL

A miles de kilómetros estaban, pero es distancia solo se olvidaba tras el cristal que los separaba. Todo empezó así, una noche otoño…   - Hola- saludó él -¿Cómo estas?     -Hola, estoy bien ¿Y tú?- Respondió ella.     -Buscando la muerte que nunca llega para poder ser eterno- le dijo.     -En el lugar donde yo vivo la oscuridad lo envuelve todo, es como estar    enterrada    en vida, no sentir nada, como no tener corazón- comentó ella.   -Mi corazón es de piedra –dijo él- no puedo sentir amor, tan sólo odio por este mundo, que me hace sentir dolor ante todos sus horrores, ya no hay amor. Intente cambiar a las personas para cambiar al mundo, pero en vano fue luchar, solo me hirieron. Retorcieron mi corazón y lo hicieron sangrar, lo secaron y ya no sentiré jamás. Ya nadie se merece mi amor, tan sólo mi desprecio. Ante aquellas palabras ella derramó lágrimas, esas palabras denotaban sufrimiento, y aunque intentaban ser crueles y hacer daño, en el fondo había un sentimiento oculto, disfra

ERASE UNA VEZ.... UNA ESTRELLA

En el espacio exterior, lejos de la Tierra, a muchos años luz de distancia, explotó una supernova. Os diré, que una supernova, es una gran estrella de la que al explotar se forman millones de estrellas más pequeñas. Todas, tenían la misión de iluminar el universo, de crear nuevas constelaciones. Incluso algunas ellas, llegarían a crecer tanto, tanto, que se harían tan grandes como nuestro Sol. Iluminando y dando así, calor a otros planetas, en otras galaxias. Pues bien, una de esas estrellas, tenía una gran misión que cumplir aquí en la Tierra. Era una estrella muy joven y no lo sabía. Y como juguetona e inquieta, quiso curiosear por el universo. Después de pasar a gran velocidad varias galaxias, decidió visitar “la vía láctea”, nuestra galaxia. Se encontró con el planeta Plutón.   -           “¡Que oscuro es este planeta!”- pensó -“Voy a acercarme más, quizá con mí luz se alegre un poco”- se dijo avanzando hacia Plutón. -           ¡Aparta! -exclamó- ¿Qué haces? -dijo Plutón. -      

SILENCIO

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Entre párrafos escritos, sólo de una frase,  de vez en vez. El silencio deja el eco del sonido, del latido de mi corazón agitado, martilleando en tu pecho y el mio. Entre párrafos escritos,   mil veces te diré... Te quiero,  alguna vez... Te amo. Unas risas, mi amor. Y vuelve el silencio, que marca un suspiro, que despide al te quiero, te amo, mi amor... Una sonrisa en los labios y un latente recuerdo. Y como despedida, el áspero silencio,  dejando la esperanza, de que   mañana, volveré a leer tus párrafos escritos, volverá a llenarse mi alma de alegría. ¡Tu risa! Y el silencio, volverá a ser embriagador. En el que sólo se oyen los latidos, acelerados, al unísono, al sentirnos... ¡Latidos! El tuyo y el mio, nuestro corazón

LA PRIMERA VEZ

“Te quiero” susurraron sus labios. Los míos una sonrisa expresaron. Sus ojos clavados en los míos, que poco a poco, se cerraban al sentir sus labios ardorosos,   hacer arder los míos. Fundidos en un abrazo, en un beso apasionado. ¡No sé qué pudo ser! Quizá la inexperiencia, el deseo o amarnos. Sus labios cubrieron mis labios, sus manos, suaves caricias de terciopelo, resbalaron por mi tembloroso cuerpo. Así, empezamos a aprender el juego del amor. Caricia por caricia, beso tras beso. ¡No sé qué pudo ser! Quizá estar solos, que su cama estaba cerca. No sé lo que hacía, sólo sé que le quería. Sentía amor y ser amada. Fuimos sólo uno, entre besos, caricias mezcladas con dulces palabras. ¡Te quiero!   ¡Te amo, mi vida! Hasta llegar al éxtasis del placer. ¡No sé qué pudo ser! Quizá una idea, sentir un huracán recorrer nuestras venas. Saber vivir, para saber morir. Aquello fue tan distinto, tan bonito y hermoso. ¡No sé qué pudo ser! El brillo de sus ojos, el te quiero de sus labios… el momen