A LOS SIN CONCIENCIA
<<En
un instante nuestra vida puede cambiar, para bien o para mal, sin darnos tiempo
a pensar, a recapacitar. Esto es el resultado de los actos y decisiones tomadas
unos segundos antes de ese instante>>
No
sé si para algunas personas el Pepito Grillo de su conciencia está vivo e
ignorado, en coma inducido o simplemente lo han exterminado por comodidad, para
que no les altere el sueño ni la vida.
Me
pregunto tantas veces el porqué de sus acciones, de sus palabras dichas al
azar, de su falta de recuerdo de lo dicho, de lo hecho y no por la demencia
senil o por Alzheimer, no, sino por la hipocresía con la que viven, ignorando
las verdades y obligando a los injustamente acusados de sus fechorías a vivir
su mentira, que para colmo les hace felices y prósperos.
Aún no logro entender
cómo pueden vivir toda una vida sosteniendo una mentira, la cual han destruido
la convivencia entre otras personas ajenas a sus embustes, fingiendo no haber
sido ellos los causantes de sus desdichas. Tiran la piedra y esconden la mano,
sabiendo que nos han roto la resistencia al odio, para así hacerse pasar por
las víctimas y hacer más grande la gran bola de estiércol de sus mentiras. No hay
que sentir pena por ellos, pues eso les engrandece, les hace sentirse
superiores y como si de un acto benéfico se tratara, intentan acercarse a
nosotros, que nos apestan sus palabras y sus podridas sonrisas falsas. Estos seres
son como el chicle pegado en el cabello, difícil de quitar, pero si tenemos
paciencia y buen toque, lo quitamos sin tener que cortar de raíz. Es difícil
separarlos de nuestras vidas, son elásticos como gomas, podemos estirarlas
hasta que se rompan, pero con cuidado, no nos golpee uno de sus extremos y nos
acusen de falsos, mentirosos y busca pleitos, títulos nobiliarios que se afanan
en compartir con nosotros, los injustamente acusados. Cuánto nos asquean, son
vomitivos, lacerantes. ¿Cuándo acabarán sus hirientes vidas? Estos personajes
son como el aceite, siempre quedan por encima, flotan. Dentro de mi oscura y
rebelde mente pienso… El aceite arde, ¿cierto?
Comentarios
Publicar un comentario